De la protección a la efusión: un cambio en la Nueva Alianza

Uno de los cambios más notables en la historia del pueblo de Dios es cómo el Espíritu Santo redefine nuestro enfoque de la pureza, la santidad y el ministerio. Bajo el antiguo pacto, la atención se centraba en la protección: mantener lo sagrado separado de lo impuro. Las reglas y los rituales estaban diseñados para proteger contra la contaminación, creando límites que mantenían la santidad contenida.

Pero todo cambió con Jesús. A través de su vida, muerte y resurrección, el poder de Cristo comenzó a fluir hacia el exterior. El Espíritu Santo, que ahora habita en nosotros, da la vuelta al viejo paradigma. En lugar de retirarnos del desorden del mundo, damos un paso adelante con confianza, sabiendo que el Espíritu en nosotros trae sanación, limpieza y restauración.

Este cambio no es sólo teológico, sino profundamente práctico. En el ministerio de la oración, ya no actuamos desde el temor o la ansiedad de ser contaminados por el mundo. Por el contrario, confiamos en que la santidad de Dios en nosotros es transformadora. El poder del Espíritu no es algo que atesoremos o protejamos; es algo que liberamos. Nos convertimos en conductos, no en contenedores.

Esta realidad del nuevo pacto nos invita a pasar de una postura defensiva a una de efusión. Cuando oramos por los demás, esperamos que el poder de Dios se mueva hacia fuera, tocando vidas, rompiendo cadenas y trayendo libertad. Nuestro papel no es protegernos del mundo, sino llevar la presencia y el poder de Cristo a todas las situaciones.

Abracemos este cambio de todo corazón. Pasemos del miedo a la fe, de la protección a la efusión. El Espíritu que hay en nosotros es siempre más grande que los desafíos que nos rodean, y cuando nos asociamos con Dios, nos convertimos en agentes de transformación en un mundo que necesita desesperadamente esperanza y sanación.

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Bud Simon

¿Y si hay algo más en el ministerio de la oración? La oración a nivel personal y comunitario invita al Reino de Dios a cambiar en nosotros mismos y en nuestro mundo.

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