Desactivar lo negativo mediante la oración

¿Cómo apagamos las voces negativas que tenemos en la cabeza? ¿Es inevitable que invitemos al diálogo y a las voces negativas? ¿No forma la negatividad parte de la vida y de vivir en un mundo roto?

La respuesta corta es sí, la negatividad forma parte de la vida. Pero, en realidad, un mundo roto no nos priva de nuestra capacidad de acción. Puede haber corrientes de información negativa que inunden nuestras vidas y puede parecer inevitable, pero lo más frecuente es que haya causas que podemos controlar. Tenemos la libertad de elegir, y es útil darse cuenta de que las elecciones rara vez son neutrales. Crean un impacto que nos acerca o nos aleja de una amistad más profunda con el Espíritu Santo.

¿Hay alguna forma de discernir en qué dirección nos mueve una decisión? Sí, puede ser sencillo reconocerlo.

Más a menudo, ya hemos tomado decisiones que hacen de esas preguntas un trampolín para un debate más profundo. Quiero sugerir que hay dos fuentes de diálogo interior negativo en nuestras vidas: las narrativas que nos imponen y las narrativas que nosotros invitamos.

La mayoría de nosotros cargamos con historias que nos han sido impuestas y esas historias a menudo abren una brecha en nuestra relación con Dios. Piensa en cuando sufriste acoso escolar, cuando uno de tus padres, un hermano o un miembro de tu familia te menospreció o te degradó, o cuando ocurrió algún incidente que te avergonzó. Puede que fuera en la escuela primaria, pero a veces pasamos el resto de nuestras vidas con el diálogo negativo resonando en nuestras mentes.

¿Cómo podemos apagar esa voz negativa? ¿Hay algún modo de recuperar el albedrío para no vernos abrumados o sometidos persistentemente al eco de nuestra mente? Las Escrituras sugieren que esta negatividad impuesta puede someterse al poder sanador de la cruz. Tenemos la opción de renovar nuestra mente. Efesios 4:23,24 sugiere que podemos renovar nuestros pensamientos practicando una vida correcta y siendo apartados de una manera inspirada por Dios.

La idea es que, al vivir correctamente, nuestra mente hace lo mismo y nos volvemos más íntegros, tanto por dentro como por fuera. Avanzar hacia la amistad con el Espíritu Santo es algo que podemos elegir viviendo de un modo que haría feliz a Dios de estar en la habitación con nosotros. Piensa en ello y empieza con las pequeñas elecciones y cambios... el Espíritu Santo puede usar el comportamiento correcto para provocar una transformación de la mentalidad.

Bud Simon

¿Y si hay algo más en el ministerio de la oración? La oración a nivel personal y comunitario invita al Reino de Dios a cambiar en nosotros mismos y en nuestro mundo.

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